El 2020 aceleró la transformación digital que ya se estaba dando en las empresas y favoreció el surgimiento de startups y negocios online. Esto ha hecho que la atención de los clientes en la web, esté cada vez más dividida y que captarla sea uno de los grandes desafíos de los negocios.
Por eso, ofrecer contenido innovador, adaptarse a las novedades y mejorar tanto la oferta como las soluciones propuestas son algunas de las maneras de mantenerse en un escenario con tanta competencia. Así es como surge el proceso del benchmarking, como un recurso para analizar los errores y aciertos de otras empresas del mismo segmento para extraer ideas aplicables a la realidad de una determinada organización.
Hoy te contamos de qué se trata el benchmarking y cómo puedes aplicarlo a tu empresa o negocio.
¿Qué es y para qué sirve el benchmarking?
Aún cuando no lo hayas conocido con ese nombre, probablemente sepas de qué estamos hablando cuando leas de qué se trata el benchmarking. Es un proceso continuo que se realiza desde hace muchísimo tiempo en todo tipo de negocios y consiste en tomar como referencia los productos, servicios o procesos de trabajo de las empresas líderes, que se encuentren en el mismo rubro que tú para compararlos con los de tu propia empresa y posteriormente realizar mejoras e implementarlas.
Básicamente, se trata de realizar una comparación con tu competencia para analizar cómo puedes adaptarte para que tu negocio sea el elegido. Por supuesto, esto no implica copiar lo que está haciendo tu competencia, sino aprender qué están haciendo los líderes para implementarlo en tu empresa añadiéndole mejoras.
¿Cuáles son los tipos de benchmarking?
El benchmarking no sólo se puede aplicar con respecto a otras empresas sino que existen diferentes tipos de benchmarking: competitivo, interno y funcional. El objetivo común de los tres es ayudar a los managers a mirar hacia fuera de sus departamentos, de sus organizaciones, hacia su competencia o hacia otros sectores en las que hay compañías que son las mejores en su clase. Principalmente, existen tres tipos de benchmarking:
– Benchmarking competitivo
El benchmarking competitivo se trata de identificar los productos y servicios y procesos de trabajo de los competidores directos a una organización. Su propósito es identificar información específica acerca de los productos, los procesos y los resultados comerciales de tus competidores directos, y compararlos con los de tu organización.
Algunas variables que puedes tener en cuenta a la hora de comparar son:
* Propuesta de valor
* Impacto social, ambiental y económico
* Tamaño del mercado: unidades por mes, semana o año.
* Principales dificultades dado el entorno.
* Principales oportunidades.
Es uno de los tipos más complejos de llevar a cabo debido a que requiere más recursos y una búsqueda más exhaustiva. Por un lado, no siempre está disponible la información actualizada sobre las empresas competidoras y, por otro, estarás estudiando a tu competencia, esto hace que puedan tener poca predisposición a darte su información.
– Benchmarking interno
El benchmarking interno se lleva a cabo dentro de una misma empresa y se trata de comparar las funciones y los procesos de distintas áreas. En este tipo de benchmarking se da por entendido que algunos procesos de trabajo pueden ser más eficientes y eficaces que otros, que también se encuentran dentro de una organización. En este sentido, el propósito del benchmarking interno es identificar los estándares de desarrollo interno.
En el proceso, se identifica un departamento o área que sea un ejemplo a seguir por sus buenos resultados para poder llevar a cabo un benchmark con los demás departamentos internos de la compañía y analizar cómo mejorar sus procesos. Es uno de los más simples de realizar ya que la información se obtiene de la propia empresa.
– Benchmarking funcional
El benchmarking funcional tiene como propósito identificar las mejores prácticas en cualquier tipo de organización que se haya ganado una reputación de excelencia en un área específica para implementarlas. En este caso, no es necesario que la empresa sea competidora o incluso que pertenezca al mismo sector.
Este tipo de benchmarking suele ser más simple y fácil de implementar que el competitivo ya que, al no tratarse de organizaciones que sean competidoras directas, no existe un problema de confidencialidad y se suele ofrecer la información necesaria para el estudio.
5 pasos para implementar el Benchmarking en tu negocio.
Para poner en práctica un análisis de benchmarking, te recomendamos que sigas las siguientes etapas que permitirán diseñarlo e implementarlo correctamente en tu empresa o negocio.
1. Diseña tus objetivos y planifica el análisis
En esta etapa debes, en primer lugar, estudiar tu propia empresa y analizar qué procesos internos, características o prácticas deben mejorarse. A partir de lo que definas, tu comparación de prácticas se hará entre departamentos de tu propia empresa, organizaciones con perfil similar o con tus competidores directos. Es decir que, en segundo lugar, deberás elegir qué tipo de benchmarking harás.
El último paso de esta primera etapa, según el tipo de benchmarking que hayas escogido, es identificar a quién medirás.
2. Define los datos que deseas recolectar
Elige un equipo de trabajo que se dedique a realizar el benchmarking y establece cuáles serán las informaciones que se van a recolectar, es decir, reunir aquellos datos relacionados con los aspectos comparativos de las empresas que has elegido y que te ayudarán a mejorar los procesos o prácticas que has identificado en el paso 1.
Por ejemplo, si lo que deseas es un análisis de benchmarking de la presencia digital, tendrás que recolectar las informaciones en línea de las empresas. Investiga sus redes sociales, blog o sitio, su posición en los motores de búsqueda, si hay muchas reclamaciones, la velocidad de su respuesta, su inversión en tráfico de pago, etc.
3. Analiza los datos recolectados
Una vez recopilada la información necesaria, debes analizar los elementos que causan las diferencias entre tu compañía y las empresas estudiadas, para poder identificar las oportunidades de mejora.
Una vez hayas identificado la magnitud de las diferencias, es el momento de proponer las mejoras que llevarás a cabo. Selecciona aquellas mejoras que por tamaño, recursos e infraestructura sea viable llevar a cabo por tu empresa. De esta manera, utilizarás lo que ha funcionado como referencia y tendrás en cuenta las fallas para no repetirlas en tu planificación.
4. Implementa las mejoras
Elabora un informe con todas las conclusiones obtenidas, las oportunidades encontradas, los puntos importantes de mejora en tus estrategias, además de las posibles amenazas y de sugerencias de cómo evitarlas.
Crea una planificación estratégica y un plan de acción para implementar las mejoras identificadas durante el benchmarking. Recuerda de buscar superar y agregar algo nuevo en tus mejoras, eso te permitirá diferenciarte de los demás.
5. Haz un seguimiento y conviértelo en una buena práctica
Una vez que hayas implementado las mejoras, elabora un informe del proceso completo y mide si los aspectos que has planteado en la primera etapa. Esto ayudará a retomar el trabajo en proyectos posteriores y lograr que el benchmarking se convierta en un ejercicio de la empresa sostenido en el tiempo para adoptar una mejora continua.
¡Siempre hacia adelante!
El benchmarking permite realizar una mejora continua en tu empresa aprendiendo de los demás. Una mentalidad flexible y abierta al cambio es la clave para mantenerte en el mercado y ser relevante para tus clientes.